A pesar de que lo más importante de cara al público en un restaurante es que lleguemos a tiempo con ese plato que nos han pedido y que esté en óptimas condiciones, no debemos descuidar la higiene y la limpieza, pues es la cara de nuestro negocio y lo primero que los clientes verán al entrar. Causar una buen impresión y hacer que la gente se sienta a gusto comiendo en el establecimiento ha de ser nuestro objetivo.
Si descuidamos la higiene y la limpieza nos podríamos encontrar con los siguientes problemas:
-Intoxicaciones. Si los clientes entraran en contacto con algún tipo de bacteria.
-Riesgos de enfermedades entre los empleados.
-Incendios debido a la suciedad acumulada en la cocina combinada con gases y aceites.
-Mala reputación de nuestro establecimiento.
Es importante establecer, por tanto, una serie de rutinas de limpieza. La constante es la que afectará a los baños, cocina, y revisión de platos, cubiertos, etc.
Lo ideal en un plan de limpieza permanente es seguir las siguientes rutinas:
-Limpiar el suelo cada 30 minutos.
-Revisar la limpieza de la zona de la cocina cada hora.
-Limpiar las mesas constantemente aunque no se hayan usado, pues también hay que eliminar el polvo.
-Evitar que los platos sucios se acumulen, por lo que es importante ir lavándolos a medida que se vayan recogiendo.
-Mantener las instalaciones libres de plagas.
-Manipular correctamente los alimentos. Usar los guantes al manipular los más delicados.